No gustaron en el sevillismo las declaraciones de José María del Nido Carrasco de ayer. Lo cierto es que cualquier mensaje que mande el presidente de la entidad, no será comprado por nadie.
Da la sensación de que aunque el equipo haga buena temporada, su imagen está muy tocada, y nadie lo quiere ver por Nervión. Las decisiones que ha ido tomando en los últimos años han penalizado bastante al club, tanto en lo deportivo como en lo económico.
Amrabat es un fichaje que Antonio Cordón tenía prácticamente hecho, pero no había fichas disponibles en el plantel, por lo que finalmente terminó marchándose al Betis.
Esto ha dolido bastante en el club y sobre todo al aficionado, que pensaba claramente que este jugador podía dar un salto de calidad al centro del campo nervionense.
Amir Richardson, otro centrocampista marroquí, en este caso de la Fiorentina, también tenía pactada su llegada al Sevilla. Fue antes que Amrabat, el problema fue que se llegó a un acuerdo con el jugador, pero la los italianos pedían una opción de compra obligatoria que no podían abonar los sevillistas.
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Además Amrabat era una opción mucho más viable en lo económico, ya que prácticamente ocupaba unos dos millones de euros de macho salarial, mientras que Amir era bastante más.