Después de cuatro derrotas consecutivas, el presidente del Sevilla, José María del Nido Carrasco, decide con la presión del Consejo, contratar a Joaquín Caparrós. Se acaba demostrando que era una decisión acertada, el utrerano empeora sustancialmente al equipo, y está muy cerca de bajar a Segunda División.
Todos los sevillistas coinciden que el mayor culpable de la situación es el actual presidente, José María del Nido Carrasco, y piden constantemente su dimisión, tanto en redes sociales como en el propio estadio.
Os podemos decir que es literalmente imposible que Junior dimita. Ya no solo por la cantidad de dinero que recibe anualmente, seiscientos mil euros en su salario anual, sino porque en el pacto lo dice bien claro.
El actual presidente, no puede marcharse y si lo hace, sería a través del pago de una indemnización millonaria, cantidad que ni mucho menos podría asumir.
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Además los miembros del Consejo de Administración, tienen completamente bloqueada su salida, porque según ese pacto, el caso de que presentara su dimisión, la alternativa sí o sí, en la vuelta de José María del Nido Benavente, su padre, persona que ningún miembro del Consejo soporta.