Matías Almeyda es un entrenador muy querido por el vestuario, y dentro del club hay una confianza brutal en que era argentino va a poder cumplir el objetivo de esta temporada de mantener al equipo en Primera División de forma tranquila.
Es cierto que se ha creado un buen ambiente en el vestuario, pero siempre hay excepciones y hay un jugador de la plantilla, que no está nada contento con el rol que tiene. Hablamos de Kike Salas.
El defensa de Morón de la Frontera, no se siente valorado por el técnico y cree que con el bajo nivel defensivo que hay en la plantilla, con jugadores como Marcao, Nianzou o Ramón Martínez, debería jugar mucho más.
Aunque en el club creen en él y piensan que en algún momento cambiará la dinámica, la situación económica hace que cualquier jugador que no tenga protagonismo, y que esté abierto a salir, pueda hacerlo.
La Lazio, entre otros equipos, se han interesado por su situación y el Sevilla estaría dispuesto a venderlo en enero, por una cantidad que ronde los 15 millones de euros.
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Es muy joven, y es cierto que su sueño es triunfar en Nervión, pero también siente que su carrera se está frenando, quiere minutos y poder desarrollarse para algún día optar a jugar en la selección española.