Uno de los peores fichajes que hizo Joaquín Caparrós cuando estuvo de director deportivo del Sevilla, fue el del central francés Joris Gnagnon. Algunos comentaban que podría ser el gran defensa galo de los próximos años, pero había factores extradeportivos que no se tuvieron en cuenta.
Las malas lenguas cuentan que Monchi ya lo quiso fichar, pero que los informes que manejaba Joaquín Caparrós, estaban desactualizados, y que no se caracterizaba precisamente por llevar una vida correcta.
Jugó apenas diecisiete partidos con el Sevilla, y su principal problema era que no seguía la dieta que el club le imponía, tenía bastante obsesión con la comida.
Un verano llegó a estar sobrepasado por más de quince kilos a lo que el club le impuso, y esto terminó muy mal. El Sevilla decidió despedirlo, un despido que fue denunciado por Joris, dándole la razón al Sevilla y ahorrándose los tres años de contrato que le quedaban.
Muy interesante y curiosa la información que proporcionan en Estadio Deportivo, y es que el Sevilla lo intentó todo con él, dándole apoyo psicológico para superar esa indisciplina que tenía con la comida.
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Sin embargo fue imposible, hay rumores sobre una obsesión con el pollo asado, y es que según leemos en este medio, era bastante habitual verlo en una pollería en Montequinto, llevándose incluso dos pollos asados, viviendo solo. Parece incluso que tenía a una persona que le llevaba la comida a la puerta de su casa todos los días…